Olga Blanco, que fuera directora general de Establecimientos Penitenciarios, señaló que el fenómeno comenzó a gestarse a principio de los años 2000 pero que se consolidó en el 2012, con la irrupción del PCC, que fue ganando adeptos entre los internos paraguayos. “Antes eran individuos que pasaban desapercibidos, pero ahora está todo permeado. En el 2012 yo escribí un documento advirtiendo la influencia de grupos criminales en cárceles de Ciudad del Este, Pedro Juan Caballero y en Tacumbú”, refirió

La influencia del crimen organizado en el interior de los centros penitenciarios fue creciendo en los últimos años, llegando incluso a compartir el gobierno de las cárceles con las autoridades del Ministerio de Justicia, según afirman varios expertos en este ámbito.

Grupos criminales como el Primer Comando de la Capital (PCC), el Comando Vermelho, de Brasil, con los paraguayos del clan Rotela y el Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) ejercen una influencia que fue creciendo a través de los años y pone en peligro la seguridad nacional.

Olga Blanco, que fuera directora general de Establecimientos Penitenciarios, señaló que el fenómeno comenzó a gestarse a principio de los años 2000 pero que se consolidó en el 2012, con la irrupción del PCC, que fue ganando adeptos entre los internos paraguayos. “Antes eran individuos que pasaban desapercibidos, pero ahora está todo permeado. En el 2012 yo escribí un documento advirtiendo la influencia de grupos criminales en cárceles de Ciudad del Este, Pedro Juan Caballero y en Tacumbú”, refirió.

Blanco asegura que advirtió a las autoridades sobre la captación masiva de internos paraguayos por parte de los brasileños, que los convertían en sus “hermanos” para ganar poder tras los muros. Sostiene que este documento pasó desapercibido y no fue tomado en cuenta por sus superiores.

CORRUPCCIÓN. En la opinión de Orlando Castillo, comisionado del Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura, estos grupos criminales, estos grupos aprovechan la corrupción y la falta de idoneidad de los funcionarios para erigirse en administradores de los penales.

Brindan asistencia de salud, de alimentación y de seguridad a los internos de escasos recursos para ganarse su confianza.

En el año 2009 llegó al penal de Tacumbú el brasileño Jarvis Chimenes Pavao, vinculado a grupos criminales de su país y considerado el barón de la droga.

Fuentes penitenciarias afirman que el hombre no era tratado como un interno más, sino que se manejaba bajo sus propias reglas, montando un lujoso pabellón para pasar sus días de encierro.

En su ambiente vip, que fue sacado a la luz en el año 2016, mandó remodelar una de las celdas para convertirla en una oficina donde recibía la visita de personajes importantes del ambiente de los negocios y de la política.

Las autoridades señalaron, por entonces, que el hombre seguía manejando su esquema para el narcotráfico desde su celda, convirtiendo la cárcel en una oficina dedicada al crimen organizado.

RESPONSABILIDAD. Para Castillo, uno de los principales responsables de esta situación son las instituciones encargadas de impartir justicia. “Cuando empiezan a poblar cárceles sin criterio; sin división entre condenados y procesados, se crea una ensalada. El que entró por un delito bagatelario se convierte en un soldado del crimen organizado”, analizó.

Actualmente, el sistema penitenciario alberga a 16.545 hombres y mujeres privados de libertad, cuando que las cárceles tienen capacidad para 9 mil internos en todo el país, según el Ministerio de Justicia.

En 2016 fue recapturado Armando Javier Rotela, considerado el Zar del crac y líder del clan Rotela, que aumentó su poder en el interior de las cárceles.

El penal de Tacumbú es considerado territorio de este grupo, que se disputa el control con el PCC, desatando ya violentos enfrentamientos con muertos en ambas filas, algunos de ellos, decapitados.

“Para cambiar esta situación se debe dejar de improvisar y poner a gente idónea; dejar de lado a los operadores políticos que delegan el gobierno de los penales a los internos”, consideró Castillo. También pidió combatir el abuso de la prisión preventiva, que es “la canilla que permite que se riegue la tierra fértil del crimen organizado”, concluyó.

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La amenaza llamada Carmen

Así como en los penales de varones ganan protagonismo los grupos brasileños y paraguayos, en la cárcel de mujeres del Buen Pastor quedó en evidencia el peso que tiene Carmen Villalba, considerada líder del EPP y una de las internas más peligrosas del país, al presionar para que ingrese al penal el féretro de su hermano guerrillero, muerto por la FTC. Para Olga Blanco, una persona con el perfil de Villalba es altamente peligrosa para la seguridad del Estado, por la falta de respuesta que existe ante las necesidades de las internas.


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